El relevista defiende su caso desde Estados Unidos. Ratifica que no consumió sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento deportivo en la LVBP, a pesar de haber sido suspendido esta semana, y quiere limpiar su reputación
Jon Hunton cree que un agujero en la política antidopaje de la LVBP le ha expuesto ante la opinión pública como el primer caso positivo en la novedosa implementación de controles por parte del circuito rentado.
“Pero hay mucho más que no ha sido dicho y mancha tanto mi nombre como la marca que represento”, señaló el cerrojo este miércoles.
Hunton es uno de los apagafuegos más exitosos en la LVBP, con 33 salvados en su carrera aquí y un premio como Cerrador del Año.
Su nombre apareció este martes en un comunicado de la liga local, dándole a conocer como infractor por dopaje, suspendido por 10 encuentros al aparecer rastras de un estimulante en su orina.
“Tengo la prescripción de un neurólogo certificado de Nueva Jersey, que me indica que debo tomar Adderall dos veces al día”, explicó el derecho, primero a través de varios correos electrónicos y luego por medio del teléfono. “Tengo la orden médica aquí conmigo, y es legítima”.
El Adderall es una anfetamina utilizada para el tratamiento del déficit de atención y la narcolepsia.
El uso de anfetaminas está combatido en el deporte porque, cuando no responden a un tratamiento médico, pueden ser usadas para disminuir el cansancio y causan un impacto considerable en el sistema nervioso del atleta. En ocasiones, puede ser utilizado también de forma recreacional, lo cual es combatido por las leyes de varios países.
Hunton asegura que “hay un agujero” en la reglamentación de la LVBP. Explicó que en las ligas independientes, donde juega habitualmente, le basta con mostrar el récipe antes de someterse a un examen antidopaje, para quedar exculpado. En este caso, aunque enseñó los papeles médicos a la comisión antidopaje, fue castigado y aparece como infractor.
“Necesito que mi historia se conozca”, insistió el pitcher. “La gente tiene que saber que este es un asunto muy importante para mí, que me están perjudicando. No estamos hablando de drogas compradas en la calle ni sustancias para mejorar el rendimiento deportivo. Es un medicamento prescrito por un doctor y ellos (en la liga) están bien al tanto de todo esto”.
Hunton cree que el bache que denuncia está en la imposibilidad que tienen los jugadores de circuitos independientes para recibir una forma TUE (Excepción por Uso Terapéutico, Terapeutic Use Exception, en inglés), una suerte de pasaporte antidopaje que los peloteros con casos como el suyo reciben tanto en las Grandes Ligas como en las menores, pero no en los torneos no afiliados.
“En las ligas independientes debes presentar el récipe y el frasco de pastillas que estás tomando”, relató. “Con eso basta”.
Eso fue lo que Hunton hizo al ser llamado para entregar una muestra de orina, mientras pertenecía a los Tigres de Aragua. El presidente de la LVBP, Oscar Prieto, lo confirmó, al ser consultado para esta nota.
“Sí presentó el récipe, pero lo hizo cuando iba a ser examinado, no antes, al reportarse”, señaló Prieto Párraga. “El reglamento obliga a informar sobre el uso de medicamentos prescritos al momento de entrar al país y él no lo hizo. Los equipos estaban bien informados de eso y suponemos que lo hicieron conocer a sus jugadores. Por eso es considerado un caso positivo”.
La liga reconoció en su comunicado del martes que Hunton colaboró en todo momento, por lo que la pena en su contra fue moderada. Sin embargo, el monticulista siente que está siendo expuesto “como un ejemplo y objetivo, como el primer suspendido por dopaje en la LVBP”.
“Ellos no entienden mi situación”, replicó el relevista. “Y eso es porque no tengo equipo en la pelota organizada, así que a nadie le importa aplicar la excepción en mi caso”.
Hunton insistió en la importancia que para él tiene limpiar su nombre.
“Especialmente, porque soy respetado dentro y fuera del terreno, porque he estado en acción durante cuatro temporadas en la liga y he ayudado a un centenar de peloteros a conseguir trabajo en la LVBP en los últimos cinco años”.
Ignacio Serrano
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