La LVBP prometió, horas después de anunciar el cambio en su formato de competencia, que el sistema era susceptible de modificaciones, incluso antes de ponerse en práctica por primera vez.
Esa reflexión, que el propio Oscar Prieto Párraga ha asumido y hecho pública esta semana, apunta hacia un cambio en el nuevo formato.
No está mal. Aunque el novedoso esquema tiene aspectos positivos, una parte de la opinión pública y un sector de los medios de comunicación expresó reservas y hasta rechazo.
¿Qué está en duda? El sistema de puntaje en las dos mitades de la ronda eliminatoria. Es uno de los aspectos más controvertidos, porque presenta dos riesgos que espantan a la grey beisbolera: que una escuadra con menos ganados en la fase regular termine mejor parada que otra con más triunfos, gracias al reparto de puntos, y que ya en noviembre haya al menos un elenco clasificado para enero.
¿Qué es inamovible? Los seis clasificados, los playoffs directos en tres rondas y la muerte súbita para permitir la supervivencia de uno de los perdedores de la primera vuelta de postemporada.
¿Cuál es el mayor escollo? La existencia de dos mitades. Dentro de lo que se plantea revisar, se quiere mantener la eliminatoria a dos tandas, el calendario de 70 juegos a partir del 6 de octubre y lo planteado para enero.
He aquí el dilema, que algunos ejecutivos de larga experiencia no pueden responder: ¿cómo se puede partir en dos la fase regular y, a pesar de ello, validar las victorias totales para decidir el orden de los que avanzan?
En México resolvieron eso concediendo puntos. Es lo que aquí quiere evitarse. En algunos circuitos de ligas menores lo atacaron dando lugares en los playoffs a los mejores de cada mitad, pero acá también quiere evitarse eso, porque implicaría que en noviembre ya sabríamos el nombre de algún clasificado.
Es cuestión de horas, posiblemente, para que se concrete una primera modificación al acuerdo de febrero. Se trata de terminar los 70 choques de la eliminatoria el 28 de diciembre, en vez del 29. Así, quedarán dos días libres antes del inicio de la postemporada, para reprogramar duelos postergados por lluvia y disputar cualquier eventual desempate.
Queda otro problema: más allá de mantener al “mejor perdedor” o como quiera llamársele, el hecho es que el panorama puede complicarse en verdad si Caracas y La Guaira pasan entre los primeros tres, lo que obligaría a uno de ellos a perder la ventaja de campo, al empezar como visitante (ambos tienen el Universitario por casa).
Y ojo, sí se pierde la ventaja de campo cuando se comienza afuera. Aunque encuentren el modo de que el eventual séptimo tope sea en casa, tanto para los Leones como para los Tiburones, es común que quede eliminado quien cae en las dos primeras oportunidades de una serie a siete juegos, razón por la que esa relativa ventaja de ser homeclub siempre la tiene quien clasifica mejor.
Al final, el mayor escollo puede ser el deseo de mantener intactas todas las otras condiciones aprobadas. Quizás lo más prudente, en esta primera prueba, fuera poner en suspenso eso de las dos mitades, que clasifiquen los 6 mejores y evaluar incluso que la eliminatoria se mantenga en 63 partidos, en lugar de 70, para no apiñar el calendario.
Ya se verá.
Por Ignacio Serrano
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