Más allá de que los peloteros sean quienes generan las jugadas, son los anotadores los que se encargan de recopilar el registro de cada movimiento ocurrido dentro del diamante. Es el arte de almacenar los 27 outs o más en una hoja rectangular a dos caras, con los respectivos colores que corresponde en cada situación.
La LVBP trabaja directamente con la Asociación Venezolana de Anotadores de Beisbol Profesional, el circuito al que pertenecen los más de 30 apuntadores activos en esta temporada; cada uno ha participado en sus respectivos cursos de aprendizaje y muchos han tenido experiencia internacional, como es el caso de Gil Reyes, radicado en Valencia y con 29 años de actividad en el más alto nivel. “No todo es apreciación. En nuestro trabajo debemos estar consciente de la responsabilidad del trabajo, pues, prácticamente, le hacemos la carta de presentación al atleta que aspira a participar en otra liga al terminar la venezolana”, comentó quien es director para Venezuela de la Sociedad de Investigadores del Beisbol de Estados Unidos. “Un average de .299 de un pelotero pudo haber sido un .300 si un anotador se equivocó en un apunte”, agregó.
Raúl Uzcátegui es otro que tiene larga trayectoria en la LVBP. Ya son 17 años en el circuito, algo que le hace sentir orgulloso. “Lo bonito de este trabajo es que nosotros somos los que llevamos la historia de cada partido”, indicó quien también se dedica al mundo del transporte y los taxis. “Hay que leer las reglas. Básicamente, esa es nuestra única herramienta. Uno aprende mucho en el beisbol infantil y el aficionado. La experiencia se gana en todos los años que uno pasa en esas ligas. “Nos podemos equivocar, pues somos humanos, pero siempre tratamos ser lo más justo posible”.
Precisamente, las reglas del beisbol permiten que la anotación oficial sea cambiada si el jugador o el equipo afectado lo solicita; incluso, solo si el anotador considera que falló en el momento de rayar la hoja. “Al principio, uno se equivoca, especialmente con algunos errores que terminas determinando hit. Pero, el venir frecuentemente a los estadios nos ayuda a ganar más experiencia y definir con mayor facilidad las jugadas”, explicó Carlos Ramírez, quien actúa en el rentado criollo desde 1999.
La hoja nunca desaparecerá
A lo largo de la historia, los juegos de pelota se han registrado en las mismas hojas que, aunque han sufrido ciertos cambios, siguen guardando el objetivo de siempre: archivar la historia de cada encuentro. En los últimos años han aparecido decenas de aplicaciones tecnológicas para anotar los juegos en computadoras, tabletas y celulares; sin embargo, bajo el criterio de los profesionales de la anotación, esos programas no eliminarán la tradicional cartulina. “La hoja no desaparecerá. Es el archivo que queda de cada juego. Lo llevamos a mano porque el físico no puede faltar”, indicó Raúl Uzcátegui.
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