AMOR

AMOR

Hubo un instante, a comienzos de semana, que parecía posible adelantar la fecha de la final y evitar la pesadilla que empezó ayer.

¿Cómo naufragó la propuesta de Oscar Prieto, presidente de la LVBP, de dar aire a la serie decisiva de nuestra pelota?

Esta idea de comprimir la postemporada en una lata de sardinas de 28 días volvió a ser tratada en las reuniones de los equipos el año pasado, en febrero y mayo.

Prieto ha planteado la necesidad de un correctivo desde sus tiempos como directivo de los Leones. Es partidario de modificar drásticamente los playoffs, tal vez agregando un sexto clasificado o explorando otras vías.

No importa el formato. Lo que vale es la falta de consenso,  que mantiene el actual estado de cosas. Una mayoría de equipos considera exitoso el esquema actual (no le falta razón) y por ello no han prosperado otras propuestas de escuadras como Caracas y Lara.

El problema, sin embargo, no es cómo te eliminas, sino cuándo.

Con la postemporada actual, únicamente hay dos salidas: o terminas antes la ronda eliminatoria, para dar inicio en diciembre al llamado round robín, o disputas un par de dobles carteleras en la semifinal, con taquillas independientes, a fin de consumir mas de una jornada en una fecha.

Ya se verá en febrero, y sobre todo en la convención anual, en mayo, si queda un aprendizaje después de lo que hemos comenzado a vivir en esta final. Hay motivos para ser pesimistas. Esto es una muerte anunciada y sufrida muchas veces, sin que se haya hecho mucho por evitarla.

Esta semana se intentó, al menos. Qué pasó exactamente es algo que depende del equipo con el que se hable. Lo cierto es que a ellos corresponde hallar una solución, porque son los clubes, no los directivos de la liga, los que elaboran y aprueban cada proyecto de calendario.

Hubo un momento en que nadie se opuso a la idea de dar por terminada la semifinal el martes, después del duelo entre Magallanes y Anzoátegui, en Valencia. Fue cuando La Guaira filtró por Twitter la información, dando por cancelados los choques de miércoles y jueves en el estadio Universitario.

Justo en ese momento, la conversación entre la liga y los Navegantes encalló. Los turcos estaban de acuerdo, siempre y cuando se hubiera definido el orden en la tabla de posiciones y en el draft. No les quedó claro que la idea era resolverlo todo ese martes. Error de comunicación o lo que fuere, se le pidió a los Tiburones dar marcha atrás en el anuncio.

Fue el fin de la propuesta. Caracas y Lara plantearon una reconsideración a la idea de abortar la semi, alegando, con razón, que la seriedad de la liga obliga a cumplir con sus calendarios (claro que la seriedad de la liga también obliga a tener una final con días de descanso y sin carreras). Entonces, La Guaira y de seguidas Aragua decidieron mantener el status quo, reconociendo que se verían obligados a pagar una cantidad de dinero a quien pidiera compensación por la cancelación, bien fueran clientes o abonados.

Así llegamos a esta final con carreteras llenas de interrupciones, con escasez de boletos aéreos y retrasos en los pocos vuelos que se consiguen. Una final con equipos y medios que quizás deban viajar por tierra de Valencia a Puerto La Cruz, que puede dejar apenas horas para armar una novena para la Serie del Caribe, pasando por la embajada de Estados Unidos a tramitar las visas a toda carrera.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Top