En cada Caracas-Magallanes existe el morbo de proyectar una eventual final entre ambos. ¿Qué más emocionante que ver a los eternos rivales del beisbol venezolano en la instancia decisiva? Pero los resultados recientes alejan cada vez más esa posibilidad.
Navegantes, que fue un carro de leña en 2013, parece andar con los cauchos espichados; y Leones todavía supura por esa herida que los condujo a la eliminación el año pasado: la falta de abridores solventes.
Cada uno con sus fallas, Caracas y Magallanes comprometieron el fin de semana sus aspiraciones de avanzar al round robin.
Leones ha tenido la peor rotación de la liga (5.35 de efectividad), mientras que Navegantes ha lidiado con una ofensiva que solo supera a la de Bravos de Margarita en average (.250 vs .259) y carreras impulsadas (166 vs 172).
Esos números, tóxicos para las aspiraciones de un equipo de avanzar a la postemporada, se han combinado con dos de los peores guarismos defensivos del circuito: los caraquistas tienen el peor registro de errores en el torneo (58), al tiempo que los magallaneros ocupan el tercer lugar en ese deshonroso podio (54). El resultado ha sido ese veneno que tiene anquilosados a ambos equipos.
El mal momento del Magallanes se agudizó la semana pasada, cuando el quinteto de abridores flaqueó. Hasta noviembre, la rotación de Navegantes tenía efectividad de 3.68, pero ese promedio se disparó a 4.25 después que los iniciadores encajaran 19 carreras en 14.1 innings en ese período (EFE de 11.93).
“Son momentos que suceden, rachas negativas que todos los equipos atraviesan”, razonó el directivo de Navegantes, Roberto Ferrari.
Caracas se contagió de alguna manera de ese slump que afectó a su enconado enemigo. Mientras en Valencia sufrían por los brazos abridores, Cardenales zarandeaba al Caracas, al ganarle tres de los cuatro juegos que disputaron en menos de una semana.
“Estamos en modo supervivencia”, reconoció el gerente general de Leones, Juan Vicente Zerpa. “Tenemos muy poco espacio para cometer errores”.
De ese panorama, lo que más extraña es que Magallanes apenas lleve 172 empujadas, cuando el año pasado terminó la ronda regular con 316 remolques. Ese bajón encuentra explicación en las lesiones de Mario Lissón, en lo difícil que ha resultado para Ramón Hernández y Juan Rivera superar la inactividad y en la partida de Eliézer Alfonzo.
¿Saldrán los eternos rivales del atolladero? Magallanes aún tiene la respuesta en sus manos, pero a Caracas ya le va quedando corto el tiempo.
En las oficinas hay fe
Por más que la situación de Caracas y Magallanes parezca agravarse después de lo que hicieron la semana pasada, los directivos de ambos equipos mantienen las esperanzas de que aún tienen las herramientas para salir del mal momento.
“Ahí están las piezas. Nosotros creemos que todo cambiará a partir del martes”, dijo el directivo de Navegantes, Roberto Ferrari, que ratificó al mánager Carlos García. “Dustin Richardson se nos fue antes de tiempo y no contábamos con que mandaran a parar a Mitch Lively. Pero confiamos que saldremos de esta situación esta semana”
.
El ejecutivo recordó que Anthony Lerew regresará el jueves al país y que esperan que David Martínez se recupere del virus que lo alejó del morrito la semana pasada.
En el Universitario, el gerente general del Caracas, Juan Vicente Zerpa, se encomendó a Jesús Guzmán y Franklin Gutiérrez, las dos novedades que tuvieron ayer en el róster.
“Ellos le dan más carácter al equipo. No se nos han dado las cosas como queríamos, pero hemos demostrado gallardía y coraje”, señaló Zerpa sobre la situación del Caracas, que debe ganar 11 de los últimos 13 juegos para terminar la ronda regular con récord positivo.
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