Las opciones de Lew Ford para jugar en el Caribe incluían dos campeones: Navegantes del Magallanes y Tigres del Licey, pero el exgrandeliga no tenía mucho que pensar. Magallanes era el equipo.
“Quería regresar”, dijo el jardinero, que fue el jugador más valioso de la final en República Dominicana. “Siento que (Venezuela) es mi casa, porque comencé aquí. He jugado muchos años en esta liga y decidí venir para acá”.
Ford, que fue uno de los más solventes bateadores del Magallanes la campaña pasada, ligó .306 de average en 55 juegos), tiene el mejor promedio del club carabobeño en lo que va de temporada (.400).
“Estamos en un slump colectivo”, dijo el gerente deportivo, Luis Blasini. “El único que no ha estado así es Lew Ford”.
Pero más allá del éxito que casi siempre le ha acompañado en la LVBP, el ambiente que rodea el beisbol venezolano es lo que le atrae.
“Es algo único”, dijo Ford, que ha jugado en Grandes Ligas, México, Japón, República Dominicana, ligas menores y circuitos independientes. “Los fanáticos te hacen sentir en las Grandes Ligas, porque son muy intensos. Me gusta esa atmósfera”.
Tal vez sea esa pasión por el beisbol lo que le impide verse fuera del terreno. Esta campaña fue coach y jugador con Patos de Long Island, un equipo de liga independiente.
Y aunque tiene una licenciatura en Ingeniería de Computación y Ciencia que le ha valido para ayudar a sus compañeros cuando tienen problemas con sus computadoras, espera mantenerse en el beisbol.
“Antes, cuando las cosas (tecnológicas)_eran nuevas y la gente sabía poco, muchos me pedían ayuda y yo resolvía”, recordó, “pero ahora todo es más fácil. Así que probablemente siga en el beisbol”.
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