AMOR

AMOR


Hablar de inequidad, de racismo y de discriminación en el siglo XXI parecería una locura, pero no es menos de ahí lo que se ha cometido y se está cometiendo en contra del petromacorisano Samuel Sosa (Sammy), en el beisbol de las Grandes Ligas y en la Asociación de Escritores de Beisbol de América (BBWAA, sus siglas en inglés).
Sosa es dueño de récords que nunca ningún americano, ni nadie nacido fuera de esa tierra, se imaginó que algún “forastero” pudiera conseguir. Razón por la cual ha sido marginado, y lo seguirá siendo hasta el resto de sus días, para unirse a los inmortales de Cooperstown.
Tildado por algo que nunca se le comprobó, está siendo condenado de manera injusta, por una presunción de consumir sustancias que en la época en que militó en el beisbol de las Grandes Ligas no estaban prohibidas, por lo que si en algún momento lo hizo, no estaría cometiendo ningún pecado, tal y como lo hicieran todos sus contemporáneos, o al menos casi todos.
Pero, ¿ese fue su pecado para que no sea considerado para ingresar a los inmortales de Cooperstown?  ¿Haber consumido sustancias para mejorar el rendimiento?
No, claro que no. Ese no fue, ni será nunca la razón por la cual se le margina, se le maltrata en las votaciones, hasta el punto que lo sacarán de las mismas.
Su gran pecado, como dominicano, como “negrito”,  nacido en un batey de la provincia San Pedro de Macorís, como un mísero ser humano común que trascendió a pesar de su origen humilde, fue superar marcas e implantar récords que no lo habían logrado hacer los propios “gringos” que manejan y controlan el negocio del beisbol de las Grandes Ligas, tales como:
Conectar 20 jonrones en un mes de una temporada (junio del 1998)
Destrozando de esa manera los 18 conectados por Ruddy York de los Tigres de Detroit en el mes de agosto del 1937 y los 17 de Babe Ruth 10 años antes (Septiembre 1927).
Disparar 60 bambinazos, al menos, en tres temporadas en las Grandes Ligas
Haciendo añicos las dos conseguidas por el bambino con los Mulos del Bronx en la década de los 20´s,  y las dos del propio Mark McGwire de su propia generación.
Disparar 50 jonrones en cuatro temporadas consecutivas en la MLB
Algo que no pudo conseguir Babe Ruth, Ted Williams, Jimmie Foxx, Joe Dimaggio, Hank Aaron, nadie en la historia de la Gran Carpa.
Todo esto sin mencionar las 47 carreras remolcadas en un solo mes, además de logros propios de grandes jugadores, tales como conquistar premio de Jugador Más Valioso, liderar la liga en jonrones, lid erar la liga en bases alcanzadas, en fin números propios de los grandes de este deporte.
Cualquiera en contra de esta teoría pudiera alegar que los implicados en casos de esteroides son blancos, negros americanos, de todos los tipos.  Pero no, no son ni remotamente los mismos casos. A continuación pasamos a explicar por qué no, mostrando los porcentajes que se les ha otorgado a estos jugadores en las votaciones para su ingreso al salón de los inmortales.
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Como podemos apreciar son porcentajes bajos, pero lo suficientemente altos para mantenerse en las boletas, y son números que aunque hayan bajado al pasar un año, no ha sido significativo ese descenso.
Mientras que la otra cara de la moneda son los casos de Sammy Sosa y Rafael Palmeiro, casualmente otro latino americano con números acumulados que desplazan muchos de los numeritos obtenidos por “gringos mimados”. Palmeiro pertenece a un exclusivo club de jugadores de la Gran Carpa que solo cuenta con cuatro miembros. Se trata de los peloteros que han conectados 500 vuelacercas y han disparado 3,000 hits, y lo acompañan Hank Aaron, Willie Mays y Eddy Murray. Es decir que este cubanito con un nombre, que más hispano parlante no pudo ser, acumuló números por encima de los grandes blanquitos de ojos verdes, venerados por demás, del beisbol de las Grandes Ligas, tales como Babe Ruth, Jimmie Foxx, Ted Williams, Joe Dimaggio, Mickey Mantle, etc, etc, etc.
Veamos la misma tabla de los casos anteriores, pero ahora con los datos de Sosa y Palmeiro:
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Tal y como podemos apreciar Palmeiro fue borrado de las boletas (obtuvo menos del 5%) en su cuarta aparición para estas votaciones, algo que Sosa puede que iguale o quizás supere, ya que si no obtiene una cantidad por debajo del 5% en esta ocasión (2015), que es muy probable, no nos queda la menor duda que lo haría en el 2016.
¿Y a donde queremos llegar con estas muestras y argumentos que hemos planteado?
Bueno que la meta, el objetivo principal es borrar de estas boletas de votaciones a estos dos “mequetrefes” que se burlaron de los récords de los dignos representantes del pueblo norteamericano. Ya, luego de que los mismos no figuren en dichas boletas, los demás candidatos estarán obteniendo valores bajos, pero suficientes para mantenerse dentro de las votaciones año tras año, hasta que se hable de amnistía, de injusticia y les den marcha atrás a lo que se ha venido haciendo hasta ahora, pero “lamentablemente” según ellos, ya tanto Palmeiro como Sosa estarán fuera de las boletas, por no haber obtenido en una ocasión el 5% de los sufragios, lo que haría que todos tengan chance de ingresar al Salón de los inmortales, pero estos dos “intrusos” que destronaron reyes, no; esos dos nunca entrarán.
En la siguiente entrega abundaremos más al respecto, donde mostraremos que los grandes detractores de Sosa, no solo están en Estados Unidos y dentro de la Asociación de Escritores de Beisbol de América (BBWAA), sino que se encuentran por montones en las grandes cantidades de mediocres que dicen ser dominicanos, aquellos que no soportan el triunfo ajeno; o simplemente que lo repudian, lo rechazan por no haber formado parte de su equipo en el beisbol local.
Por Henry Melo (@HenryMelo3)

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