Un receptor tiene ocasiones en las que puede ser parte fundamental de una gema de pitcheo, quizás tanto como el propio lanzador, por eso estar detrás del home durante la gestación de un juego sin hits ni carreras es “probablemente el mejor sentimiento en el mundo”, o al menos eso opina Héctor Sánchez, quien hizo batería con Tim Lincecum hace par de noches en el no hitter ante los Padres de San Diego.
“Es increíble. Todo el mundo quiere ser parte de algo como esto. Es un gran sentimiento”, dijo Sánchez a los medios de San Francisco tras el histórico juego. “Después de ganar la Serie Mundial, esto es el segundo mejor sentimiento”.
Sánchez se convirtió en el tercer careta venezolano en recibir un juego sin hit, luego de que lo hicieran Miguel Montero con los Cascabeles de Arizona y Edwin Jackson sobre la lomita en 2010; y Jesús Montero, quien tomó los envíos en un no hitter combinado de los Marineros de Seattle en 2012 (ver más detalles en los recuadros abajo de esta nota).
Si bien Lincecum recibió toda la atención tras el compromiso, el mánager de los Gigantes, Bruce Bochy, antiguo receptor en su época de jugador, se acercó a Sánchez para darle algo de crédito. “Le dije: ‘Nunca olvidarás este momento. Enorgullécete de esto’”, contó el estratega. “Para un catcher, recibir un no hitter es algo muy especial. Él seguramente se siente muy bien por esto porque es una parte importante de lo que pasó”, dijo. “Ellos (Lincecum y Sánchez) tuvieron un buen ritmo. Se pasearon el juego, todo, estuvieron en la misma página”, continuó Bochy.
Para el criollo no fue una tarea tan complicada. “Yo solo traté de pedir el pitcheo correcto y él hizo un tremendo trabajo. Él estuvo increíble lanzando abajo en la zona, y esto fue lo que pasó. Solo traté de estar concentrado al cien por ciento. Después del último out del juego disfruté el momento, pero antes tenía que estar enfocado y pidiendo pitcheos”, contó Sánchez.
“Conozco qué clase de lanzador es. Conozco qué clase de lanzamientos puede tirar en determinadas situaciones. Me gusta Timmy porque es el tipo de pitcher que confía en sus envíos. Puede lanzarlos en cualquier conteo, cualquier situación”, concluyó el receptor.
Hubo elogios para Lincecum, pero también para Sánchez. “Él hizo un trabajo estupendo”, afirmó el pitcher sobre el careta.
Al final de la noche todo fue felicidad, pero para Lincecum el buen momento comenzó desde que se montó en la lomita, riendo y disfrutando el juego. “Esa es su forma de ser”, aseguró Grégor Blanco. “Creo que trataba de decirnos ‘solo diviértanse’”.
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