AMOR

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Enlace permanente de imagen incrustadaAntes de Johan Santana, jamás un lanzador regresó de una cirugía en la cápsula anterior del hombro como un pitcher dominante. Él se erigió en el as de una rotación y completó el primer no-hitter en la historia de los Mets.

Antes de Santana, nunca un pitcher ha vuelto a trabajar en las Grandes Ligas después de una segunda operación en la cápsula anterior. Él espera hacer historia en cosa de uno o dos meses, a lo sumo.

El Gocho parece acostumbrado a la hazaña. Jamás un venezolano había logrado el premio Cy Young y él consiguió dos. Nunca un serpentinero de estos pagos había liderado en poches la gran carpa y él ganó la Triple Corona.

El mejor y más renombrado monticulista nativo de todos los tiempos, con el perdón de Félix Hernández, está de vuelta y dispuesto a seguir marcando el paso.

Santana cumplirá 36 años de edad el 13 de marzo. Hace tiempo que comenzó la segunda mitad de su carrera, aunque apenas ha aparecido en 75 juegos desde que sopló las 30 velitas. Pero cuenta con una ventaja: no es un pitcher de poder, sino de control.

Es un tirador que engaña a los rivales, que usa su cambio de velocidad para sacar de paso a quienes esperan la recta. Es un artesano, que trabaja las esquinas y los ritmos.

Es, también, un competidor. Resulta imposible saber lo que es capaz de hacer a estas alturas de su trayectoria, pero no debería sorprender si le quedan arrestos.

No será fácil. Al menos cuatro puestos en la rotación de Toronto están cubiertos con R.A. Dickey, Mark Buehrle, Drew Hutchinson y Marcus Stroman. Sólo queda un cupo disponible, en teoría.

Ese puesto tiene varios aspirantes. Están Aaron Sánchez y Marco Estrada, pero también Daniel Norris y Andrew Albers. No están reservándole nada.

Será un reto. La división este de la Liga Americana quizás no sea ya la llave más competitiva de las Grandes Ligas, por el declive de los Yanquis y las dudas que gravitan sobre los Medias Rojas y los Rays. Pero sigue siendo un campo minado, especialmente por los parques donde se juega.

Los cinco estadios de esa división son favorables al bateo, en mayor o menor medida. Lo son, muy especialmente, el Rogers Centre, donde Santana será home club, y también el Yankee Stadium y el Fenway Park.

Santana regresó de la primera operación en la comodidad del Citi Field, un escenario espacioso, beneficioso para los monticulistas. Al menos hasta el momento del no-hit no-run, el merideño sacó partido de eso. Pero es imposible negarle un regreso con todas las de la ley. Sus números antes de volver a lesionarse así lo subrayan.

Algunos aseguran que se trata de una especulación. Pero es posible trazar una raya al momento del juego sin imparables ni carreras, en el que el criollo soltó 134 pitcheos por primera vez en su carrera. ¿Es casual que poco después aparecieran los problemas? Posiblemente no.

Ahora Santana no está intentando regresar de una operación en el hombro, aunque ciertamente levanta expectativas el problema que sufrió con Magallanes, en enero, cuando reapareció en la LVBP.

Con el tendón de Aquiles ya sano, únicamente queda la duda respecto al estado del brazo. Las próximas semanas nos dirán.

Falta ver cómo responderá a sus 36 el físico del Gocho. Será entretenido presenciarlo, porque es un luchador.

Ahí viene Santana. Otra vez.

Ignacio Serrano

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