LEESBURG, Virginia – Desde hace 25 años, Major League Baseball—como las demás ligas deportivas de mayor importancia en Norteamérica—les brinda orientaciones cruciales a sus jugadores en ascenso, para que éstos puedan protegerse de los peligros que se presentan fuera del terreno de juego.
Y desde hace 10 años, con cada vez más presencia del pelotero latinoamericano, MLB ha creado un programa especial y aparte para los jóvenes de habla hispana que están en la cúspide de las Grandes Ligas. Para el director ejecutivo de la Asociación de Jugadores, Tony Clark, es de suma importancia brindarle todo el apoyo posible a este grupo tan relevante dentro del béisbol profesional.
“Ahora en esta posición, tengo una mayor plataforma para alentar esa parte de nuestra membresía”, dijo Clark, quien jugó 15 años en Grandes Ligas. “Sin importar que seas de la República Dominicana, Venezuela, Panamá, México, Australia, Brasil o el país que sea, cuando te pones un uniforme de Grandes Ligas, eres parte de una fraternidad muy especial y parte de un equipo con una sola meta. (Es importante) cualquier cosa que pueda facilitar esa camaradería”.
En el Programa Latino del Rookie Career Development Program–efectuado cada mes de enero en esta localidad– los jóvenes latinoamericanos aprenden sobre la adaptación cultural, la importancia de saber inglés, cómo lidiar con la prensa y la responsabilidad económica. La mayoría de los temas antes mencionados también corresponden a los jugadores norteamericanos, con la excepción de los primeros dos.
Clark recuerda una época bien diferente cuando estaba subiendo por el sistema de los Tigres de Detroit al principio de los años 90. Cuenta el ex primera base que antes de su primera práctica en la liga de novatos en 1990, los latinoamericanos estaban en su propio grupo durante la sesión de estiramientos. No era por regla, sino porque los latinos se apoyaban entre sí en esas situaciones.
“Traté de estrechar esos lazos”, cuenta Clark, quien ascendió por los circuitos minoritarios de los Tigres junto a los dominicanos José Lima y Juan Encarnación, además del venezolano Felipe Lira, entre otros. “Era cuestión de reconocer que éramos compañeros con la misma meta, además de saber que ellos tenían que superar lo adicional de trasladarse a otro país para jugar.
“Desde entonces, ese respeto ha crecido hasta el punto de que aprendí algo de español”, continuó el jefe gremial, quien les dio la bienvenida a los participantes de este año precisamente en castellano. “Me siento muy cómodo con los muchachos de habla hispana y trato de aprender y apreciar el idioma de ellos”.
El apoyo que reciben los jóvenes latinoamericanos que están subiendo en el béisbol de los Estados Unidos es mucho mayor, por supuesto, que en los tiempos de antes. Pero Clark y el sindicato saben que siempre existirán dificultades para un muchacho que no sólo trata de triunfar en un área tan exigente como el béisbol profesional, sino también que lo hace en un país y una cultura totalmente diferentes—y en un idioma distinto.
“Es un reconocimiento de los retos que existen”, expresó Clark sobre el Programa Latino. “Si agarraras a alguien que se creció en los Estados Unidos, lo pusieras en medio de otro país y le pidieras que rindiera a la vez que se acoplara a la cultura de ese país—sugiriendo que no debería haber contratiempos—creo que sería increíblemente ingenuo y poco profesional.
“Adaptar nuestro programa y brindarles un apoyo adicional a estos muchachos ha sido beneficioso. Estoy orgulloso del hecho de estar comprometido con esto y continuarlo. Como industria, tenemos la responsabilidad de procurar preparar lo mejor posible a nuestros jugadores y darles todo el apoyo que necesiten. También hay que animarles a aprovechar lo que les brindamos. Es para su beneficio”.
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