Cómo explicar que la asistencia a los estadios aumente cada año si cada vez sale más caro salir a ver un juego de pelota. Para el sociólogo e historiador Agustín Blanco Muñoz esto tiene una explicación.
Las conductas que asumimos no necesariamente tienen que ser lógicas, somos dados a la apariencia en el sentido de mostrar lo que no somos”, espetó el también catedrático.
“Esto no es solamente en el mundo deportivo, sino también en el social. En esta precariedad económica, con un dólar que rebasa los 100 bolívares, si uno va a un restaurante en el este de Caracas hay que hacer cola para sentarse a comer”. Blanco Muñoz aseveró que la gente tiene derecho a distraerse y el beisbol es un espectáculo visual de sano esparcimiento, pero no puede colocarlo por encima de otras prioridades básicas.
“Un ejemplo es que la primera aspiración de un joven veinteañero venezolano es tener un vehículo, no es una formación académica”.
“Son unos inmensos botiquines; lamentablemente, es una realidad que tenemos que enfrentar. La gente sabe que puede beber cerveza sin grandes limitaciones; además, con todo este tema de la inseguridad, sienten que están más vigilados que en otro lugar, porque suelen ser sitios con un gran despliegue policial”, analizó. Muñoz destacó que el venezolano se desvive por ir al estadio porque tiene la oportunidad de desinhibirse y olvidar los problemas cotidianos. “Los ambientes que se crean en las tribunas son muy pegajosos, es una gran jodienda nacional y máximo cuando está acompañado del elemento alcohólico”. “La gente se mata por conseguir una entrada a un Caracas-Magallanes, a veces, a cualquier precio, no importa que estén eliminados, lo resaltante es que allí el capitalismo llega a su máxima expresión”.
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