En esta ciudad el béisbol está en boca de todos, en ocasión de la primera participación de los Reales en la Serie Mundial desde 1985.
Los éxitos del equipo dirigido por Ned Yost son la culminación de un plan a largo plazo del gerente general de Kansas City, Dayton Moore, quien a través de excelentes selecciones del draft y astutos cambios ha construido una franquicia ganadora por fin.
Desde aquel 1985, cuando los Reales derrotaron a los Cardenales para conquistar lo que ha sido su único título de Serie Mundial, se ha hablado relativamente poco de Kansas City en cuanto a béisbol se refiere. En el 2003 el dominicano Tony Peña, con un equipo que incluía al boricua Carlos Beltrán y al Novato del Año, el quisqueyano Angel Berroa, le dio algo de esperanzas a la fanaticada local cuando tuvo récord ganador y fue nombrado Manager del Año.
Pero esa felicidad duró muy poco. No fue hasta que llegó Moore con su “proceso”, como él lo calificaba, que los Reales por fin despegaron.
Ahora bien, cuando se habla de béisbol y Kansas City, hay un aspecto histórico que jamás se puede borrar: Las Ligas Negras, los circuitos de los jugadores afroamericanos antes de que se les permitiera jugar en Grandes Ligas a partir de 1947 con el debut de Jackie Robinson.
Lo que era conocido como las “Ligas Negras” tuvo sus raíces en esta misma ciudad en 1920. A través de los años nombres como “Cool Papa” Bell, Josh Gibson, Satchel Paige y el cubano Orestes “Minnie” Miñoso—entre muchos otros—brillaron en dichos circuitos mientras se les prohibía ser incluidos en las Grandes Ligas por cuestiones de racismo.
Antes de que existieran los “Reales”, los Monarcas de Kansas City fueron un pilar de las Ligas Negras entre 1920 y la década de los 60. Los Monarcas ganaron 13 títulos de su liga y dos Series Mundiales de Ligas Negras, siendo una dinastía en sus primeros años gracias en parte a los aportes del lanzador cubano José Méndez, “El Diamante Negro”, quien fungió como jugador-manager del equipo. Entre los futuros ligamayoristas que estuvieron en un momento u otro en sus filas se encuentran Paige, Robinson, Ernie Banks y Elston Howard.
Con una historia tan destacada en los anales de las Ligas Negras y el béisbol afroamericano en sentido general, la ciudad de Kansas City es sede del Museo de Béisbol de las Ligas Negras.
En ocasión de la Serie Mundial del 2014 entre los Reales y los Gigantes de San Francisco, el Museo tiene prevista una fiesta el martes por la noche para ver el Juego 1 del Clásico de Otoño. Al día siguiente dirá presente Sharon Robinson, hija de Jackie, para leerle a un grupo de niños invitados. Más tarde, un grupo de integrantes del equipo campeón de los Reales de 1985—incluyendo a los afroamericanos Frank White y Willie Wilson—darán una charlea sobre sus recuerdos de aquella temporada.
Desde hace muchos años, se ha visto un declive en la participación de los afroamericanos en el béisbol, algo reflejado en la disminución de su representación en las Grandes Ligas.
En esta edición de los Gigantes, no hay un solo afroamericano incluido en el roster de la Serie Mundial. Y estamos hablando de una franquicia en la que brilló Willie Mays (otro egresado de las Ligas Negras), Willie McCovey, Bobby Bonds y, por supuesto, Barry Bonds.
Sin embargo, del otro lado Lorenzo Cain, Jarrod Dyson y Terrance Gore han sido parte íntegra de los éxitos de los Reales este año.
La Oficina del Comisionado ha tratado en los últimos años de impulsar el béisbol en localidades y vecindarios mayormente afroamericanos con el Programa “RBI” (Reviving Baseball in Inner Cities).
Pero durante unos días por lo menos, la rica historia de los afroamericanos en el béisbol antes de la era de Jackie Robinson puede recordarse en esta ciudad del jazz, de las buenas barbacoas y del equipo campeón de la Liga Americana.
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