AMOR

AMOR

La graduación de Jairo Díaz como grandeliga no empezó como él hubiese querido. 

“Desde que dijeron mi nombre en el teléfono del bullpen... ¡Guao! Estaba muy nervioso”, confesó vía telefónica Jairo Díaz, un día después de su debut con Angelinos de Los Ángeles. 

El boleto a Chris Giménez fue la materialización de esa ansiedad. Solo un pitcheo se mantuvo en zona buena. 

“Creo que fue por los nervios, porque estaba como perdido y mis pitcheos no estaban cayendo en strike”, reconoció Díaz. 

Acto seguido, el anzoatiguense le abrió con strike a J.B. Schuk, que falló con un elevado en foul. Fue su primer tercio como grandeliga. 

El siguiente bateador fue David Murphy, que se convirtió en el primer guillotinado por los envíos de Díaz en las mayores. Bastó una recta a 96 millas por hora y dos sliders contra el piso para que el toletero se ponchara.

Inmediatamente después, el novato saludó a Tyler Holt con una centella a 100 millas por hora. El turno terminó en boleto, pero ese envío despertó comentarios positivos. 

“Sus pitcheos queman”, dijo el mánager Mike Scioscia a MLB.com. “Me alegró que pudimos darle la oportunidad de lanzar al final”. 

Díaz recordó con alegría los comentarios que le hizo Scioscia en persona. 

“Todos me hablaron de mi recta”, sonrió el taponero, que lanzó 20 lisas y solo una estuvo debajo de las 95 millas por hora. “Creo que fue porque llegué a 100 MPH. El mánager me dijo: ‘Buen trabajo, niño’”. 

El capítulo más memorable de su ópera prima llegó ante José Ramírez. Después de abrir con tres bolas, el coach de pitcheo (Mike Butcher) se le acercó para recordarle que el beisbol es el mismo en triple A que en las Grandes Ligas. 

“Ahí fue que me tranquilicé y lo ponché”, rememoró orgulloso Díaz, que pidió las seis pelotas que utilizó para sacar el noveno inning, con el que selló la victoria 12-3 sobre Indios de Cleveland. “Ese turno es lo que más recordaré de ese día, junto con las seis pelotas”. 
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