El comercio cerró sus puertas y todo el pueblo de Altamira se dio cita para dar el último adiós a Mima.
Tal como llamaban en la comunidad a doña Adriana Morales, la madre de los lanzadores de béisbol Bartolo y José Colón, son también deudos su esposo Miguel Colón y sus hijas Miguelina, Josefina, Eunice, María y Charo Colón.
Doña Adriana fue definida por su hijo, el jugador de Grandes Ligas, Bartolo Colón, como “El ser más especial en mi vida, porque era capaz de darme amor, alegría, y especialmente porque me hacia reír mucho”
“Jamás te olvidaré y estará conmigo siempre”, escribió Bartolo, que no tuvo la fortaleza para leerlo haciéndolo una de sus hermanas durante la misa de cuerpo presente. El velatorio la dama en el club del Estadio de Copey construido por Bartolo, y su posterior sepultura en el Cementerio Municipal de Altamira sacó a relucir que además de un tronco sólido de la familia Colón-Morales, era una líder comunitaria,un ser respetado y querido.
Era una mujer querida y respetada por todos los que la conocieron, y que durante sus honras fúnebres no dejaron de reconocerlo.
El recorrido del nutrido grupo de munícipes que acompañó a la madre de Colón caminó a pies desde el Copey hasta Altamira, lo que provocó un enorme entaponamiento vehicular en la carretera que une la comunidad con Puerto Plata.
Su muerte, producto de un acelerado cáncer de mama, se convirtió en una honda pena para toda la comunidad. Doña Adriana falleció el pasado lunes por la tarde en la clínica Corominas donde fue internada el viernes en el área de intensivo, pero falleció a la edad de 63 años pese a las buenas atenciones recibidas.
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