José Altuve mide casi 20 centímetros menos que un jugador de altura promedio en Grandes Ligas; no obstante, el camarero de los Astros de Houston es uno de los toleteros que más brilla en la corriente campaña de la MLB.
Las dimensiones del aragüeño (1,68 metros de alto) no son precisamente la de un profesional –o por lo menos, de uno regular y destacado–; de hecho, para que un atleta de esas características llegue a firmar tiene que convencer con sus habilidades, más que un jugador de mayor altura.
“A mí me decían: ‘Luces bien, pero por tu tamaño no creemos que vayas a poder jugar’”, comentó recientemente el propio Altuve sobre las trabas que pasó para ser fichado.
Carlos Porte, supervisor de scouts de Cascabeles y Angelinos, por más de 13 años fue uno de esos que vio al adolescente infielder, pero no lo contrató. “Altuve vivía, prácticamente, frente a mi casa”, recuerda el exjugador. “Todos los días me decía que cuándo lo chequearía. Yo le contestaba que el día que vinieran mis jefes de Estados Unidos lo veríamos. En una ocasión lo observamos y no gustó. Prácticamente, nos podía salir hasta gratis, porque él me decía que no quería nada, solo jugar pelota”, agregó.
Porte reconoce que la estatura es todo un tema a la hora de amarrar a un prospecto, inclusive en una organización como la de los Angelinos, donde firmaron a promesas como Alberto Callaspo, Álex Torres, Darwin Pérez y Alexi Amarista, quien tiene una estatura similar a la de Altuve. “El tamaño siempre será cuestionable. Nosotros en Amarista vimos un potencial increíble, a pesar de sus dimensiones. Él sacaba la pelota del parque como un jugador grande”, dijo Porte.
Por su parte, Félix Gabriel Luzón, representante de peloteros, entre ellos el joven Ánderson Espinoza, uno de los bonos más elevados en 2014, comentó que a la hora de buscar a una promesa el físico es uno de los puntos que más se considera en la actualidad. “No hay una medida preestablecida, pero sí se puede cuantificar porque cuando se firman peloteros el 2 de julio (fecha para contratar a jóvenes de 16 años) se contratan en base a una proyección de desarrollo. En ese momento se toman en cuenta las cinco herramientas y la fisionomía del pelotero y sus padres”, indicó. “Cada vez el mercado se orienta al desarrollo del físico; por ejemplo, ya son menos los shortstops como Omar Vizquel y más los parecidos a Troy Tulowitzki o Hanley Ramírez. Muchos jugadores pequeños terminan siendo utilitys, como Emilio Bonifacio”.
Sin embargo, Luzón considera que no es indispensable ser alto para llegar a las mayores. “En algunas posiciones la altura importa más que en otras; por ejemplo, en los pitchers y los jardineros de las esquinas. Pero no hay un parámetro que indique que si el jugador no tiene cierta estatura no puede firmar, pues ahí está el caso de José Altuve, quien rompió paradigmas”, dijo. “Después de llegar a Grandes Ligas, ya el tamaño deja de importar tanto; lo que cuentan son las estadísticas, las cuales no se tienen antes de ser firmados por primera vez”, continuó.
Porte también cree que no solo es cuestión de tamaño. “Además de las condiciones, es muy importante caer en gracia en el equipo y sus instructores. Cuando Amarista llegó a República Dominicana (liga de desarrollo) preguntaron: ‘¿Dónde es el circo, porque trajeron a ese enano?’... Después no lo quitaban del tercer bate. Este negocio es duro por eso, porque te discriminan por cualquier cosa: por ser pequeño, flaco o gordo”, dijo.
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