AMOR

AMOR

Pedrique (derecha) en 2004, con Arizona
Un miembro de alto mando caraquista, consultado sobre la dirección que seguirían los Leones durante el receso entre temporadas, resumió el orden de prioridades con estas pocas palabras: “Lo primero es contratar al manager. Y es algo que debe hacerse lo antes posible”.

Pasó apenas una semana y se dio el matrimonio esperado desde que el boricua Pedro López demostró no ser la solución de largo plazo que anhelaban los Leones.

Ese candidato lógico es también el mejor manager venezolano de los últimos años en la LVBP, ex piloto de Grandes Ligas y un clamor entre la descontenta fanaticada de los melenudos: Alfredo Pedrique.

El primer efecto de su contratación fue viral. Un alud de mensajes a través de las redes sociales y una respuesta positiva entre los interactivos aficionados, mezcla de respiro de alivio con soplo de esperanza.

El segundo efecto quizás fuera la inmediata salida de Juan Vicente Zerpa de la gerencia general, aunque está por comprobarse. Era un secreto a voces en el palco de prensa del estadio Universitario que la relación entre los principales miembros del alto mando capitalino ya no era fluida.

Pedrique dio a conocer que negoció directamente con el presidente Luis Ávila y que todos los detalles del acuerdo fueron pactados con aquel. Es una señal importante, pues es la tarea, precisamente, de un gerente general.

El tercer efecto es de largo plazo y requiere una espera. Pero queda claro, para quien conoce al estratega nacido en Maracay, que el impacto ocurrirá: su influencia sobre la estructuración de la novena y el día a día en la cueva.

Pedrique no es un piloto cualquiera. Todo lo maneja como si todavía estuviera al frente de los Diamantes de Arizona, la divisa de la Liga Nacional que dirigió en 2004. Cuando un periodista le agradece el tiempo dedicado a responder preguntas, suele señalar con cortesía y firmeza: “Es parte de mi trabajo hacerlo”.

Hace poco más de un año, en plena carrera de los Caribes hacia su primera final con Magallanes, dejó fuera del roster semanal a Ramón Ramírez, por entonces su mejor abridor.

Algunos voceros orientales esquivaron interrogantes, al decir que Ramírez sentía cansancio. El timonel, en cambio, explicó sin concesiones que su lanzador estaba llegando al estadio con algunos minutos de retraso, que repitió esa conducta después de hablar con él y que decidió desactivarlo durante una semana, a modo de escarmiento.

Para Pedrique, era más importante la disciplina y su influencia a largo plazo que el cortoplacismo de mantener el status quo y seguir disfrutando de su mejor pitcher. Ramírez entendió el mensaje y no volvió a llegar tarde.

Hace más de dos décadas, el maestro que dio nombre a esta columna, Rodolfo José Mauriello, soltó en la redacción de El Nacional: “El primer manager venezolano en las mayores será Pedrique”. Se equivocó por los tres meses de ventaja que le sacó Oswaldo Guillén al ex infielder aragüeño.

Este es el estratega ideal para pensar en el largo plazo. Pero, al igual que Buddy Bailey con Aragua y ahora La Guaira, es un técnico que necesita ser oído sobre la estructuración de la novena.

Que lo tenga presente la fanaticada, si ocurre un patinazo o no guste en las tribunas un toque de bola. Porque al menos el tren ejecutivo parece tenerlo muy claro. De lo contrario, no le habrían dado, de entrada, un contrato por dos años.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 
Top